05 octubre, 2013

Todo fluye

El pasado viernes salí de mi habitual clase monsergosa en La Salle Cuernavaca a eso de las 12:00 del día, Regina salío conmigo en el coche con el frenesí habitual en la plática de cualquier adolescente de 20 que parece de 12.

Frente al estacionamiento a lo lejos (en la acera de enfrente) había un gatito calculamos que no tiene ni un mes de nacido, cabe mencionar que su servilleta odia los gatos, no es una cuestión deshumanizada, sólo no me encantan. La cosa es que el bicho en cuestión estaba pegado de panza y pata trasera a una trampa adhesiva para ratas.

Lucky Cat
Regina con cara de gato con botas rogó a su altruista padre que me parara para salvarlo (a). Total que la gatita acabó en su casa con la consigna de ser adoptada. Media hora despues Mariana hizo la misma cara de gato con botas cuando la vió y paso media tarde jugando en su ipod en la terraza con la suertuda esta jija de la...en sus piernas, quesque para que no le diera frío.

Al final el bicho tuvo suerte, digamos que esta muy bebé, la verdad no es una belleza, tiene despigmentada la nariz, quedo depilada de las patas y la pancita, pero de que tuvo suerte...

Esperamos que la familia adoptiva la cuide por lo menos mientras la ingratitud gatuna la lleva a buscar nuevos horizontes, la reflexión es que mis hijas son adorables, la gata tiene estrella y las trampas, aunque sean para ratas son inhumanas. Reflexionen ustedes, la suerte no existe, los accidentes siempre son consecuencia de varios factores y varios involucrados, en este caso un accidente siguió a otro y a su vez siguió a otro, sólo el primero fué desafortunado; aunque si no hubiera sucedido el primero, los siguientes accidentes felices tampoco hubieran sucedido.

Al final todo fluye.