Un término satanizable, satanizado (mejor dicho) por el contexto y la percepción del concepto en si. Para muchos escritores, filósofos, poetas, intelectuales, wannabe's; es una regresión, una perdida de tiempo, una relación con el pasado, con lo viejo, con lo negativo que no puede regir nuestro accionar presente o futuro.
Hoy tuve una experiencia de esas (como la palabra lo dice) inolvidables, de las que esperas volverlas a vivir, que incluso quisieras imitar, igualita, una y otra vez, aunque sabes que absolutamente todas las circunstancias son diferentes de un segundo a otro, de un día a otro. Pero que existe en la memoria.
¿Como espera Oscar Wilde o Socrates o Nietzsche que guarde o elimine o borre (o lo que pretendan que haga) mis recuerdos? cuando ese momento te asalta y te persigue tal vez durante toda la vida; cuando se vuelve parte de tu momento actual aunque el tiempo pase. La situación fue simple y el ámbito común, muy común, pero... la experiencia no la cambiaría por nada.
Al diablo con los inquisidores de la memoria, cada evento forma parte de un todo esperando que ese todo sea pleno y nos llene de eso que soñamos desde pequeños; aunque hay cosas que nunca imaginamos desde pequeños o incluso ya de grandesitos y cuando suceden simplemente se convierten en momentos únicos, inolvidables.
Pobres de los que no valoran sus memorias, al final del día si queremos algo o a alguien es por lo que se ha convertido gracias al pasar de los años, con su carga implícita e innegable de recuerdos y memorias.
Lo único que se por ahora es que le doy gracias a un tal Aquilino por su inmaculada labor, a la omisión en la asistencia de mis queridos educandos y a la propuesta por demás impensable de conocer el tocador de damas en horas hábiles.
Tal vez sea muy naive e incluso suene renacentista (ja) pero yo me quedo con Shakespeare.
Conservar algo que me ayude a recordarte sería admitir que te puedo olvidar. -William Shakespeare-
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