La vida se vive de recuerdos... lo lei hoy en una platica ciberneticas, de esas que todos tenemos en sustitución del maravilloso ping pong-two shot-cara a cara. Tal vez un arreglo sería que la vida se compone de recuerdos, por lo menos para mi no sería buena opción vivir de recuerdos, incluso los más gratos son reminiscencias de cosas pasadas, no olvidadas, pero si vividas, únicas, irremplazables.
Ojalá pudiera separar todas esas cosas buenas, ordenarlas por fecha en una cajita, decorarla con las manos y guardarla junto a mi cama, en el cajón; al contrario separaría las malas, en orden, con etiquetas, fechas, cada detalle, cada palabra fuera de lugar, cada error; la tendría sobre el buró en un archivero y repasaría cada mañana una tarjeta a la vez, para aprender de lo malo y no tener que pasar por lo mismo una y otra vez.
La vida se vive de recuerdos... y de recuerdos se alimenta mientras las acciones diarias no sean más que esos recuerdos, buenos o malos, sin remedio, sin recaer, sin decaer, sin arrepentirse o si, sin repetir, sin volver sobre los pasos o tal vez si, sin olvidar todo eso que estuvo mal, todo eso que no intentaste y dejaste pasar, dejaste de buscar y de querer, de desear, lo perdiste, se fue.
Tal vez algún día aprendas y no lo vuelvas a hacer, tal vez algún día dejes de repetir "yo no me arrepiento de nada" y realmente no te arrepientas, tal vez un día de estos puedas tener una segunda oportunidad igual a "esa" que viste desvanecerse detrás del sol y frente a los ojos; tal vez y solo tal vez al repasar todo eso aprendas sobre la marcha y no vuelvas a fallar.
1 comentario:
Cuando se ve más lejana la posibilidad de que esos recuerdos te impulsen a probar otra vez, quizá porque algo o alguien está borrando cualquier probabilidad, se aprenden mejor las lecciones... "no lo vuelvo a hacer" o "pa'la otra lo pienso dos veces", en fin, esas conclusiones que, tal vez, hacen que ya ni lo intentes...
Vacas.
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