05 marzo, 2008

Lapsus regresivus.


















Aun siento esos abrazos, esas caricias, esas sonrisas íntimas y esas palabras únicas, cuando todo se va a negros y se recorta esa figura, que es la única, que lo es todo. Ahora me sigo preguntando si el sentido que tiene ahora mi existir es realmente un sentido o una desviación.

Tal vez estaba en una desviación; pero como me gustaba. Quizas fue como salirse de la autopista por un camino pequeño y estrecho que desemboca al mar, tan sereno, tan cálido, tan acogedor, tan cómodo; en donde cualquiera se sentiría seguro, satisfecho, tranquilo, arrullado, arropado. Como aquellas vacaciones cuando era chavito, ese sentimiento de no querer regresar y vivir así para siempre.

Lástima, los para siempre son más cortos que los caminos y más efímeros que la sensación de estar seguro de tenerlo.

Paz.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hermoso. Imagino a una mujer eterea pero fuerte, como inalcanzable pero alguna vez la tuviste completita.
Perdón pero estuve tentado a opinar.

Y voy corriendo a leer el 16!!

Moxo dijo...

Sniff... alguna vez... completita... corre que ya salio el 17.

Un abrazo