
La histeria era generalizada, los medios anunciaban con la habitual carga de anuncios comerciales el desastre que marcaría el fin de la humanidad como la conocemos hasta ahora, o por lo menos del orden social, que de orden solo le queda la costumbre de mencionarlo.
Las calles se hallaban atiborradas de autos dirigiéndose hacia…afuera? Los presentadores fueron muy claros en decir que el meteoro devastaría todo lo existente en la superficie y que al pasar de los días lo que quedara perecería gracias a la falta de sol y agua, por mas que se previó nadie hizo caso al final, era una especie de conciencia ciega, con la carga habitual de invulnerabilidad humana y arrogancia. La televisión, la radio, los medios impresos avalados por científicos de renombre (ataviados como los expertos de oral-B) daban la información una y otra vez, coincidían en la mayoría de los puntos, a final de cuentas son los medios ¡no podían estar equivocados!, bueno, tal vez en las proyecciones y estimaciones, pero de cualquier forma los millones que manejaban como “cifra oficial estimada” por más margen de error sonaba aterrador.
Veia desde mi ventana como corrían con cara de desesperación, desencajados por la noticia, algunos otros pasaban a gran velocidad haciendo rugir el motor de su auto olvidándose de que el mecánico les había dicho que no debían forzarlo a mas de 4,000 RPM o lo que sea que quisiera decir eso. Hombres, mujeres, niños, ancianos, corrían y corrían, como si supieran el rumbo, tratando de escapar a un destino inaplazable, sin saber a ciencia cierta si escapaban para sobrevivir o para buscar un refugio y retrasar lo inevitable. Nadie sabia exactamente porque corría, creo que esa clase de decisiones no tienen nada que ver con hacer una venta o cumplir las ordenes del jefe, ir por los niños a la escuela o resolver la comida del día siguiente, simplemente había que huir, correr, salvarse, sin saber exactamente como hacerlo.
Por supuesto que había opciones para sobrevivir, había que pensar cual seria el epicentro del desastre, alejarse lo más posible tratando de evitar rutas concurridas y éxodos masivos, buscar un refugio subterráneo previo abastecimiento de víveres imperecederos para soportar una larga estancia a la sombra y, tal vez, unos libros para hacer la espera menos abrumadora, etc., etc., buscar una cueva y esperar, adaptarse a las nuevas condiciones y crear un “nuevo orden social" (otra vez esa frase).
Miraba por la ventana y pensaba, me asombraba que el pánico no me invadiera como a toda esa gente, de cualquier forma quedaban 22 horas para el desenlace tan anunciado -pensaba- y seguía asombrado como reaccionaba aquella gente movida por el afán de su propia supervivencia, cargaban a sus hijos y corrían sin pensar en el como y el donde, solo corrían, lloraban, se lamentaban y solo les importaba su propia supervivencia.
Sentí pena, mucha pena por esa gente desesperada, sentí pena por todos ellos, porque no podían pensar ni actuar, solo se lanzaban instintivamente a buscar salidas inmediatas, sin pensar, esperando que el azahar los socorriera, con la esperanza de encontrarse a salvo en un lugar donde las esperanzas eran mínimas.
Pensé en aquellos que aprovechando la situación saqueaban casas y negocios, robaban dinero y vienes materiales, seguían buscando satisfacciones que no tuvieron o realmente pensaban que pasaría todo y cuando estuvieran a salvo serian tan ricos como siempre lo soñaron, sentí pena, lo mas seguro es que no sobrevivieran al día siguiente y seguían pensando en su pobreza material.
Me vi parado en la ventana, sosteniendo las persianas, sintiendo pena por toda esa gente y me pregunte ¿por qué no corría?, ¿por que no tomaba mis cosas valiosas y trataba de salvarme y salvarlas?, ¿si me decidiera a correr que tomaría, que salvaría?, ¿hacia donde iría para salvarme? ¿Y si me salvaba? ¿Serviría de algo salvarme?, ¿serviría de algo correr y esconderme y luchar por comenzar de nuevo?.
Voltee la vista y vi el teléfono, pensé que seria inútil marcar, las líneas estarían saturadas por el trafico de llamadas, el celular, Internet, todos esos medios de comunicación de los cuales dependíamos seguro estarían fuera de servicio y una voz amable nos lo confirmaría al descolgar, es irónico como una grabación puede permanecer mas que nosotros en cualquier circunstancia. Era probable que un año después con la humanidad disminuida a un tercio de la población aun se pudiera levantar alguna bocina y escuchar la misma voz amable con el mismo tono de inconciencia y sin marcas de edad o sufrimiento.
Pensé en mi familia, solo esperaba que estuvieran bien, seguramente pensarían lo mismo de mi, pero había prioridades y salvarse era una prioridad, la distancia era insalvable, como toda esa gente que seguía recorriendo las calles en un éxodo masivo e interminable.
Miles de preguntas me arrollaron la cabeza, comencé a sentir miedo y mis manos mojaban las persianas con el sudor que manaba de ellas, sabia que tenia que hacer algo, pero no encontraba una razón para hacerlo, simplemente no había un incentivo que me impulsara a salir corriendo para buscarlo, pensé en ti, miles de veces pensé en ti, recordé todos los momentos y sentí pánico, sentí que lo único que tenia que hubiera valido la pena salir a buscar eras tu, tal vez estarías perdida en la multitud, tal vez, estarías ya resguardada esperando noticias o desenlaces, tal vez estarías igual que yo viendo a la ventana y esperando que algún milagro pasara.
Tal vez era eso, tal vez yo estaba esperando un milagro, ¡no eso no! no esperaba que bajara el gran brazo de dios y detuviera todo, que saliera el sol, el arco iris y la humanidad se salvara en un gran abrazo. Tal vez solo esperaba que el milagro se apareciera frente a mi ventana, verte, correr hacia ti, sortear todo ese mar de gente y salvar la especie humana. O tal vez simplemente correr hacia ti y abrazarte las veintitantas horas pronosticadas hasta que el destino nos alcanzara, seria un buen final, un buen colofón para cualquier historia.
Y que tal si tu estabas esperando lo mismo, que pasaría si el milagro lo esperábamos ambos, esperábamos demasiado del destino y este nunca llegaría para ninguno como lo esperábamos, no quedaríamos ambos esperando y con el dolor inherente a la decepción y a la desesperanza.
Mis pies se movieron, solo un pequeño temblor, que pasaría si salía corriendo para encontrarte, la multitud, la histeria esa necesidad de salvarte y salvarme con tu imagen, con tu abrazo, que pasaría si no te encontraba, que pasaría si tu ventana estuviera vacía, tal vez estuviste esperando, tal vez no, o tal vez fuiste a buscarme, tal vez estarías parada frente a mi ventana tratando de ver un atisbo de lo que pudo haber sido.
No pude moverme, el sudor y las lagrimas me borraban la visión de la muchedumbre, no quería quedarme parado ahí sabiendo que tal vez nunca aparecerías, la espera hubiera sido infructuosa, tampoco quería moverme porque no me verías esperándote ahí en la ventana. Pensé que la resignación no era un buen sentimiento, también pensé en la duda, pero también pensé que no tenia ningún objeto salvarse si no había una buena razón para ello, el vivir no tiene ningún sentido si no es con quien quieres vivir y el morir no trasciende si no es en los brazos y en el recuerdo de quien amas.
Moví los pies sin pensarlo mas, salí a la calle y solo camine, buscando y viendo hacia atrás hasta que perdí de vista mi ventana, ojala y te encontrara en esa multitud, ojala y tu también buscaras mi rostro y encontraras mis brazos, ojala y estuvieras en tu ventana esperando, ojala no tuvieras razones mas importantes para salvarte porque así no te vería mas, ojala y llegara a tiempo, para verte solo una vez mas, para cobijarme en tu regazo y abandonarme al destino en tus brazos.
Que curioso, tal vez mi destino siempre fueron tus brazos, los tenia y no me había dado cuenta, en fin, espero encontrar ese destino, mi destino, ojala y fueran tus brazos, lo demás, no importa ya, nunca importo.
Cuernavaca, Mor. 22/abril/2007
1 comentario:
Sé de alguien que ama como tú, gracias a Dios... Besos.
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