Malditos zapatos, se patinaban a cada zancada sobre el pavimento, ya decía que había una razón para no haber nacido “rotito”, en buena cuna y seguramente era la incomodidad de traer esos zapatos rígidos y lisos, ese trapo en el cuello y el saco de lana que en ese momento se precipitaba sobre uno de los inmensos encharcamientos cortesía del DDF.
Mientras recorría sin bajar la velocidad las calles tan conocidas de esos rumbos podía sentir ese alivio que da el estar cerca de casa, en el lado familiar, conocido, incluso a lo lejos pudo distinguir su vieja coladera, parecía que tenia un millón de años de no estar por ahí, era un malagradecido, un desarraigado, seguro estaba inundada o llena de basura; extrañó esos días tranquilos cuando sólo tenia que preocuparse por comer y sobrevivir el día.
Pasó de largo el boquete de la coladera, solo había tiempo para una fugaz mirada de nostalgia recordando aquellos tiempos cuando no tenia que correr ni temer de un aparato tan grande que ni siquiera tenia claro hasta donde podía llegar. Siguió por la avenida principal y dobló en la esquina donde solía pasar los días limpiando parabrisas, por ahí cerca de la tienda de Don Chelelo.
Nazo, que sorpresa, hace mucho que no te veía… y ora, hasta de traje, pos en que andas pinche Nazo que no invitas, acuérdate que el de la “tiendita” soy yo eh, no me andes picando los ojos. Don Chelelo… aguante… vengo corriendo…desde la clínica…
Si mi Nazo, tomate tu tiempo, aunque veo que traes prisa, ¿quieres una coca o algo? ¿Que te pasa? Pos es que ando buscando al Chueco y al Chinicuil, ¿sabe donde andan?. Pos los vi hace unos días, no muchos, pasaron por aquí a saludar y me dijeron que habían conseguido una chamba pero no me dijeron de que, después de lo de la clínica anduvieron por acá y ya mas despuecito fue cuando me dijeron las buenas nuevas; por cierto Nazo, tu también andabas en lo de la clínica ¿verdad? Tienes que contarme como les fue, pocas cosas son las que no pasan por aquí y esas noticias que nadie sabe no pueden ser del todo buenas. Don “ che” le prometo que después le cuento con calmita, pero por ahora hágame un favor, si vienen ese par dígales que me busquen en el parque ahí donde nos veíamos; y si alguien, quien sea viene a preguntar por mi, por favor, por ninguna razón les diga que me vio. ¡Ora Nazo! ¿Pos que traes? Hágame caso, por favor a nadie, incluso si es conocido no les diga que me vio ni mucho menos les de detalles. Ok Nazo, como digas, si te he visto… no me acuerdo.
…..
Se lo dije Dr. S. Debimos haber ido a otro lado, estos pinches francesitos nos van a llevar a quien sabe que isla en aislamiento total mientras disectan a Nazo cm a cm. No seas animal Jordi, ¿crees que con Basterra o el secretario nos iba a ir mejor? Como es posible que aun no te des cuenta del lío en que estamos metidos gracias a ti y a este otro par de pendejos. Cálmala Quiquin, no me digas que tu tenías una mejor propuesta, o pretendías hacer los estudios tu solito con tu juego de química “mi alegría” en el cuarto de juegos de tu casa; además dije Dr. S. Pinche maricón metiche. No te pases Jordi, Quique tiene razón, debimos de haber tenido mas paciencia para manejar esto, de cualquier forma se iban a dar color pero el de la bronca es Nazo. La Ardilla tiene remordimiento de conciencia, ahora si, después de hacerla de fariseo se arrepiente y espera que todos hagamos lo mismo, pues yo sigo pensando que ya que estamos aquí saquemos provecho y evitemos el aislamiento isleño. Lo que pasa es que a ti lo que te da miedo es estar en una encerrado mucho tiempo con una mujer Jordi, después de 3 min. no sabes que mas hacer. No seas pendejo Tawil.
Jordi presiono el botón azul y en cuestión de segundos entraron 2 personajes blancos con paso corto y apresurado hacia los visitantes. Tráigame unas verduritas con limón y un squirt por favor, ¿alguien quiere algo? ¿no? Pinches aguados. Lo siento señor pero no tenemos refrescos. Ah si se me olvidaba comprometidos con el medio ambiente y la salud… un juguito de betabel con zanahoria y apio entonces. El personaje blanco hizo una pausa tratando de entender la mortal combinación, se incorporo dirigió una mirada furtiva a su compañero y salieron de la miasma forma.
Doctores, nos vamos. ¿cómo Dr. S? ¿Así nada mas?. Si doctores, nos disculparemos y saldremos de aquí, sin discusión ni quejas doctores por favor. Silencio.
botón azul, asistente blanco, entrada, instrucciones, salida y en segundos apareció la figura ya conocida de Phillipe por la puerta siseante. Dr. S. Respeto su decisión, pero piénselo bien… Ya lo pensamos bien Dr. Nos vamos directamente al laboratorio, de cualquier forma usted tiene cubiertas todas las salidas, creo que lo más prudente es esperar a nuestro sujeto y tomar decisiones en otro contexto. Le avisaremos en su momento lo que suceda.
Phillipe arqueo la ceja. Dr. S. Es usted un buen líder, en caso de que podamos hacer algo con el sujeto lo invito a que forme parte de nuestro equipo, realmente es un buen hombre y como ya lo mencione apreciamos esas cualidades en esta empresa. Le agradezco Dr. Pero por ahora hay cosas más importantes en que pesar; ¡Ah! y antes de retirarnos, como sabe hay gente interesada en “apoderarse” de nuestro sujeto, no es necesario que le pida apoyo para asegurar nuestra seguridad, sabe de antemano el papel que jugamos en todo esto y si una vez que estemos allá sus contactos le informan que… Nazo regreso pues, obvio somos parte integral de todo el plan, si no regresa da igual y no somos importantes. Todo esta muy claro Dr. S. no se preocupe por nada, le reitero mi admiración y mi respeto no sin antes recordarle que la posición dominante es nuestra, no de ustedes; Buenas tardes, ellos los llevaran a su destino.
…..
La calle estaba inusualmente solitaria, tal vez se debía a la lluvia, auque en la ciudad era casi imposible que no hubiera nadie caminando sin importar la hora. Sentía los pies ampollados por la carrera y los zapatos tan incómodos, la camisa pegada por el sudor y la humedad además de un frío intenso que le calaba los huesos como nunca había sentido.
Doblo la esquina con la mirada gacha y las manos en los bolsillos, ahora si extrañaba el saco, a final de cuentas si servia para algo. Levanto la vista por un resplandor azul-rojo que venia desde media calle, exactamente frente al laboratorio. Olvido el frío, saco las manos de los bolsillos y de un salto se agazapo tras la pared sin dejar de mirar hacia el resplandor. había una valla de alambre prefabricada, de esas que ponen para repeler a los maestros oaxaqueños, una valla humana de granaderos, como 10 patrullas formadas en batería frente al laboratorio, un camión de la academia de policía desocupado, camionetas de la AFI y uno que otro coche incógnito de esos viejos con tumba burros que nadie sabe por que solo traen los judiciales.
La gente como siempre se arremolinaba tratando de ver algo, lo que sea que pasara, parecía que abrían convocatoria para que los curiosos fueran a asomarse en esa clase de eventualidades. Nazo además de estudiar el panorama buscaba alguna cara conocida, talvez habían regresado ¿y si los agarraron? ¿y si todo ese movimiento fue porque estaban ahí? Tal vez estaban esperando que apareciera alguien, lo cierto es que ya no había punto de reunión.
Sintió un cansancio repentino, una gran desolación, se sentó en el piso recargado en la pared, un momento, solo quería descansar.
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No había más que decir, el Dr. Santos había sido muy claro y sin excepción inmediatamente después de la sorpresa inicial todos supieron exactamente lo que pretendía, de cualquier forma no había muchas posibilidades de salir ileso de esto. La cuestión era ganar un poco de tiempo y esperar que las cosas fueran lo más serenas posibles. El silencio en la camioneta era tan inherente como necesario. Cada uno miraba hacia puntos diferentes cada uno en sus pensamientos.
De los altavoces salio una voz conocida. Doctores, les tengo noticias, nos informan que hay un operativo importante frente al laboratorio, por lo que es imposible y poco prudente acercarnos siquiera a la zona, como ya les comente hay gente encargada de su seguridad y la de Nazo, de hecho en este momento lo tenemos custodiado y veremos que no este en peligro. Phillipe ¿me escucha?. Si Dr. Enrique lo escucho. Es necesario que nos lleve por Nazo, solo así podremos resolver esto de una forma mas simple y rápida, de lo contrario estaremos dando vueltas sobre el mismo eje y no podremos avanzar, ¿hay forma de que nos lleven con Nazo?. Podemos hacer que nuestra gente lo recoja del lugar en donde se encuentra, así evitaremos riesgos y será mas rápido… ¿Y usted cree que Nazo en estas circunstancias subirá con un puñado de personas extrañas, vestidas de blanco, a un coche desconocido así nada más sin correr ni pelear? Creo que llevas muy poco tiempo en México Phillipe, por sentido común llévanos a donde esta Nazo, sabes que es la mejor opción. Silencio.
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Basterra llego después de 20 min. justo frente al laboratorio. Con el mismo gesto de siempre, inmutable y dueño de la situación, custodiado por 4 camionetas y 12 guardias que incluso tapaban la visibilidad hacia todos los ángulos, Camino escaleras arriba hasta la puerta abatible la cual fue abierta justo a su paso por el Secretario de Salud en persona. Intercambiaron miradas sin decir palabra, ambos sabían que no llegaría nadie y que de hecho el operativo era para eso, era curioso como podían acorralar a alguien fuera, en un lugar abierto como la ciudad de México, en donde nadie se sentía a salvo más que en su pequeño lugar de poder. Sabían que era cuestión de tiempo, sabían también que los curiosos se acercaban sin temor, pero los temerosos irían hacia el lado contrario, eso del oficio no se aprende en un día.
Una vez adentro y sin decir palabra los escoltas se dispersaron a lo largo de la entrada, en las ventanas e incluso por las oficinas y los accesos hacia otros pisos mientras Basterra y Martín miraban hacia afuera escaneando la zona por cualquier movimiento extraño. Era cuestión de tiempo.
…
Una sombra se poso sobre el obligándolo a levantar la vista desde su posición de descanso en el piso húmedo de la esquina. Nazo que haces por acá, ahí nomás tiradote, levántese mi chompa, aquí se esta poniendo feo. ¡Chueco! Te estaba buscando, hace rato fui a ver a don Che para preguntarle por ti y por el Chinicuil, no me supo decir nada y lo único que se me ocurrió fue venir a ver que pedo pasa aquí… Pinche Nazo, quien sabe en que andes metido, pero no creo que sea muy bueno, te conozco y eres tan pendejo que ni tu sabes que pasa, lo que si te digo es que ese don Che ha estado preguntando por ti desde hace días, no te le acerques mi Nazo. ¿Oye chueco y el Chinicuil? Pos no se Nazo, lo ultimo que supe es que lo habían llamado para un jale quien sabe donde, me invito pero me dio güeva ir y pos ya no lo he visto.
Nazo vio desde el piso como una camioneta blanca se detenía frente a el, sin darle tiempo a reaccionar la puerta se abrió saliendo de ella solo la cara amable y rechoncha de Quique, agito la mano sin cordialidad y con un gesto de apremio más que de cortesía lo atrajo con premura hacia la camioneta.
Chueco, vete hacia el solar, no hables con nadie y no digas que me viste, escóndete y no pases por enfrente del laboratorio. Corréele pues Nazo, no te preocupes, ya sabes que aquí nos cuidamos.
Subió a la camioneta recibiendo palmadas en la espalda, era un alivio estar entre esa gente, incluso los ojetes, al cabo eran conocidos. Sabia que no había terminado eso, que distaba mucho de terminar, pero siempre es un alivio cumplir con una meta por corta que sea y por el momento la meta era encontrarlos y saber que estaban bien.
El Chueco camino con paso sereno hacia el lado opuesto, sin voltear, al momento en que la puerta se cerraba y también con paso calmo avanzaba la camioneta separándose de las escoltas con la intención de no despertar sospechas.
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Dr. Basterra, un chavo lo busca en la puerta, dice que es urgente. Basterra estiro el cuello, vio entre dos policías la mano estirada del muchacho haciéndole señas hacia la calle señalando hacia la esquina, donde una camioneta blanca se enfilaba hacia el lado opuesto de la calle, corrió hacia la ventana seguido de las miradas de mas de un gorila-custodio. Volteo con los músculos tensos, tomo de la solapa al primer guarro en su camino. ¡Que esperan para seguirlos! Pero vimos varias camionetas Dr.… ¡Pues síganlas a todas! ¡Ahora!… Y tu muchacho, ¿sabes a donde pueden ir? Pues Nazo siempre iba con Don Chelelo o al solar, pero igual hasta se fue a su covacha. Tomen una patrulla y que este muchacho los lleve a todos los lugares posibles, y no regresen si no traen a Nazo.
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Desde la calle el chueco vio pasar 2 patrullas a alta velocidad dirigiéndose hacia donde, minutos antes, habían desaparecido las camionetas en varias direcciones. Detuvo su camino y frente a el vio pasar un auto negro, con tumba burros, sin placas con 3 custodios y el chinicuil en el asiento de atrás dirigiendo la escolta camino al solar. “Creo que tengo que cambiar de destino”.
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