Un dolor persistente arriba de las orejas, es todo lo que deja una noche de insomnio, de estar tratando de acomodar el colchon a lo tortuoso del propio cuerpo, ese que no cabe en ningun lado en esos momentos aunque ergonomicamente este hecho para eso.
Insomnio, dolor, ardor en los ojos, pulmones colapsado y marchita esa capacidad de querer, de compartir, de darlo todo. Ya no puedo, perdi algo, algo grande, no soy el mismo, no quiero a nadie, no busco a nadie, me lo quitaron, te lo llevaste entre las manos y no puedo recuperarlo, se perdio porque ya ni siquiera significas lo mismo, sólo tu imagen, te fuiste, me lo quitaste, te lo llevaste y aunque duermo, esa sensacion de no encontrar y no querer buscar no se va, como un olor fetido que se pega, que se impregna y que por más que se friega la piel solo persiste.
Ya es casi un año, en junio-julio-agosto, fue largo el proceso, muy largo el proceso, el camino, la distancia, desde ese día que dentro de tus manitas te llevaste mi corazón.
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