26 febrero, 2008

Una limosnita...

Detenido en un semaforo durante uno de esos rutinarios recorridos a una de mis clases se acerco un señor indigente ya entrado en años, casi sin dientes y con una expresión algo hostil me extendió la mano y le dije que no traia cambio. Santo pedo. "Ojala y te aproveche porque al final nada te vas a llevar a la tumba hijo de la chingada" caminó hasta la cajuela del cohe y regresó sobre sus pasos "y acuerdate cabrón que la que tiene la última palabra es la Virgensita de Guadalupe que todo lo ve y te va a llevar la chingada" caminó de nuevo al vidrio trasero y dibujó una cruz con los dedos a modo de maldición.

Lo observe por el espejo, se acercó al siguiente auto y la señora conductora con la misma cara de extrañeza me imagino que le dijo lo mismo porque (ya calientito) el ancianete en cuestión no paró en maldiciones y ademanes molestisimos sobre la conductora; la señora hizo cara de susto y subió el vidrio para apartarse de la escupitina de palabrotas y saliva del vejete, seguidos de la obvia maldición en su vidrio trasero.

Ah por cierto, a mi también me toco salivazo en el cachete. Si asqueroso, pero al final me causo gracia y arranque el auto, sólo como muestra de que hay vidas realmente miserables en todos los sentidos.

Paz.

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