11 noviembre, 2007

Capítulo 7

La calle escupía gente por cada esquina, el mar de desesperación avanzaba en órden a la señal verde del semáforo, a veces se imaginaba que en la cabeza de cada quien había un “monito” que gritaba “ya” cuando había que moverse, detenerse o hasta ir a cagar. La gente parecia una sola mas y ora que era quincena pos mas compacta y abundante se veía.

Nazario aprovechaba este maremagnum para atravesar la calle y levantar unos 10 pesos por alto, a final de cuentas para él también era quincena, pero no dejaba de extrañarle (un poco) que no había muchos compas en las esquinas, tal vez los había agarrado la tira o habían conseguido chamba de polis, lo bueno es que entre menos burros… salían mas rápido las cuentas.

Con el sol en cenit agarró camino a la tiendita de don chelelo, por la avenida haciendo frente al gentío y como siempre caminando muy pegadito a la pared, no fuera a ensuciarles la ropas a los rotitos o a espantar a las damas. Cuantas veces no había visto las caras de repulsión entre las caminantes por sus pantalones rotos y su playera sucia, solo por eso, cuando en cambio había presenciado cómo esos trajeados le agarraban las nalgas a cualquier señorita en plena esquina. Total, no eran sus nalgas.

“Buenas don chelelo” . Buenas Nazo. Se escucho con voz apagadaronca por los delicados sin filtro acumulados a lo largo de 30 años y el evidente sobrepeso. Una fanta “Don”. Sin mas la saco del refrigerador y la extendió por entre los barrotes de la reja, que más que precaución comenzaban a sonar a paranoia. ¿Como te fue en la muestra Nazo?. No don Che, yo no le entre a eso, ya estoy curado de doctores y científicos, acuérdese de la infección que me dió cuando vinieron los de la vacuna nueva. Si pinche agujero que te dejaron, me acuerdo… ¿y no te quedo cicatriz?. Pos solo la de las ganas de no volver a ver a esos güeyes, porque si les ando partiendo la madre. Pos hace rato vino este muchachito… el cuatito del eunuco… ¿cómo se llama?… ¡el cometín!. Si ese güey, el caso es que me vino a pedir una torta quesque porque traía lana, y ya pos me platicó que sólo le hicieron unas preguntas, le poncharon un brazo para tomarle una muestra, lo obligaron a cagar y a mear en un frasquito y después de darle unos chilaquiles con su respectivo cafecito le dijeron que tenía que regresar en 5 días para repetir el proceso. Ah no manche Don, ¿así nomás?. Si así nomás, yo hasta creí que venias de ahí, con eso de que es temprano… Pos no fíjese, yo andaba en la calle, pero pos con esa información que me da, igual me animo. ¡Uy! Nazito, el cuete es que si estaba hasta la madre de gente, ya ves que dicen que regalado hasta puñaladas... Pos a usted que le gusta que se las den. Las nalgas. Ne las puñaladas Don y mas si son del travesti del Calabozo… Respétame pinche Nazo, que soy mas grande que tu. Ora hasta presumido.- risas- Pos fíjese que ora que tengo tiempo me voy a dar una vuelta a ver si me clavo con un compa pa no hacer tanta cola como dice usted… Pos córrele a ver si llegas, pero págame la fanta no te hagas güey. Ohh ya vio Don.

Salio con prisa de la tienda y recorrió contra corriente las dos cuadras que lo separaban de la cola de la cola. Decidió investigar que tan larga estaba antes de plantarse mucho tiempo esperando a ver a que hora lo soltaban o si siquiera le daba chance de entrar, a lo cual tuvo que caminar media manzana para ver la entrada del edificio donde desaparecían los formados. ¡No mames! dijo para si mismo y decidió que sí estaba de hueva la formada, camino con rumbo hacia la esquina en dirección contraria a la oficina para regresar a una de tantas esquinas desocupadas y seguir aprovechando la ausencia de trabajadores del parabrisas… ¡Ese Nazo!. Volteo hacia la fila. ¿Que paso pinche chueco?, ¿que tal la cola? ¿vas a pasar?. Chale pinche Nazo, mas pasado nomás tu. Buen albur mi chueco, ¿como te va en la formación?. Pos ya llevo dos horas aquí, pero los que salen han dicho que si esta bueno el trato, que aguantemos y pos a ver que nos parece, además han venido los enbatucados varias veces a traernos bizcochos y café, solo espero que no nos estén engordando para un experimento. O para navidad chueco, te van a convertir en guajolote. ¿Y que haces por aquí? ¿No que no?. Pos la neta me vine a dar un rolecito y pos ya vi que si esta medio cabrón, la cola esta hasta la otra cuadra y pos la verdad es que en esa cola no me formo, tengo que regresar a mi oficina. Chale Nazo, pos si puedes clávate en esta, na’mas nos aguantamos las mentadas. No te digo, mejor me clavo en tinieblas y por lo de las mentadas pos a mi jefa no creo que le pueda, así que... La rechifla no se hizo esperar.

Aproximadamente 40 min. después Nazario subía las escaleras del Centro estudiando cada rincón, el olor a cloro presente en todos lados, las marcas de humedad del techo, las mesas frías y sólidas de acero sin una sola marca o mancha, los recipientes, los refrigeradores, las puertas lejanas y la señorita enbatada con cara de ardilla que lo recibía conduciéndolo hacia un cubículo con la puerta abierta en donde otro enbatado con cara amable y ojeras de cansancio le invitaba a sentarse. Nunca vió los chilaquiles.

El enbatado se presento como "Tagüilan" o algo así y empezó a hacer preguntas mientras Nazo volteaba de un lado a otro para seguir escrutando el lugar, veía pasar mas enbatados por todos lados y compas saliendo de alguna de las puertas con 2 botecitos blancos en las manos o con una venda en el codo derecho y el brazo doblado. ¿Cuántas veces había visto algo similar? en realidad no muchas, pero no era nuevo para el. Se abrió una puerta exactamente en el fondo frente a su lugar de observación y pudo ver una figura familiar, regordete despeinado y con cara de aturdido, bata blanca y camisa de cuadros, la familiaridad no era cercana, pero recordó esa figura de unos días atrás en el trajín de la calle, con la misma cara y la misma bata, tal vez hasta la misma camisa, lo observo hasta que cruzaron miradas. Nunca supo con exactitud la fecha ni el lugar del anterior encuentro.

Quique levantó la vista y vió al flacucho alto casi enrollado en la silla, le llamaba la atención la estatura, el semblante, no se veía jiotoso ni malcomido, al contrario, solo un poco flaco, pero no en condiciones tan precarias, con un baño y ropa nueva podría pasar por un estudiante de la normal o de cualquier prepa particular. Por un impulso se levanto dirigiéndose al cubículo de Tawilan quien lo veía venir con cara solemne.

Doctor, ¿me permite un momento?. Mientras estiraba la mano hacia Nazario. Buenos días, soy el Dr. Enrique, gracias por venir, te voy a robar al Doctor un minuto. Si, dijo Nazario con cara de indiferencia siguiendo con la mirada al Dr. Tawilan hacia afuera de la oficina. Tawil, este es el flaco que te platique que vi en la pesera. ¿Este güey es el culpable de tus epifanías?, no mames, le voy a enchuecar la aguja y a pedirle 4 litro de pipi y 2 kilos de caca; por su culpa estamos pasando por todo esto. Ya bájale güey, venia a decirte que le hagas mas preguntas y que seas más insistente, este se ve bien alimentado y pos a lo mejor no nos sirve un sujeto con esas características. Pos si vino es por algo, además si ya lo viste en la calle pues no creo que después de lavar vidrios todo el día vaya a la escuela nocturna y que además se la paguen sus papás ¿o si?. No seas pendejo Tawil, solo quiero asegurarme de que sea viable, tengo una deuda con el. Para deudas la que nos va a pagar si sigue “inspirándote” o desencadenando epifanías, otra de estas y si te me vas a la chingada, llevo 100 encuestas y en todo el laboratorio hay mas mierda que en la cámara de diputados en sesión extraordinaria. Palmadas en la espalda.

Puerta. Entonces Sr…Nazario, ¿en donde vive usted?…

1 comentario:

Anónimo dijo...

ese Nazo... saludos panameños!!