28 septiembre, 2007

Sobre la Gravedad



Hoy después de mi carrera matinal al momento de estirar los músculos para que se enfríen y no sufrir calambres en el camino me cruce con una señora cuarentona rolliza pero no de mal ver, era güera y de ojos claros, con las arruguillas propias de la edad y las carnes en franco desfalco pero en general pues... no estaba de malos bigotes.

Lo curioso fue que al verme y ver a otra señora que estaba junto de mi bajándose del coche, se noto la inseguridad y la angustia al estar tan expuesta ante el mundo, sin bañar, sin peinar, sin maquillaje y enfundada en un short que dejaba ver sus piernas apenas celulíticas (como dije nada grave). En ese momento su ademan fue de agachar la cabeza y pasarse la mano por la cara como quitando un velo o limpiándose de tan inaguantable suciedad. Me hizo pensar y reflexione sobre mi apariencia en ese momento: short (solo tengo dos para correr), gorra (la misma de todos los días porque me ajusta mi cabezota), cola de caballo (obvio cepillada pero con el gel de ayer), playera medio raída, tínes, audífonos y los mismos tenis de hace dos años... ¿como demonios pude salir de mi casa?. Acto seguido sonreí y emprendí mi camino a casa.

No es tanto el problema de la gravedad que cuelga las carnes y arrastra a los individuos hacia abajo, es mas bien con la gravedad que nos tomamos eso de vernos y que nos vean bien, la angustia en la cara de la señora fue muy reveladora e incluso tierna, pero no dejo de pensar en todo lo que orilla a sentirse de esa manera ante unos chamagosos y perfectos desconocidos.

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