
Hoy estaba recordando tu manita, chiquita, delgada, con uñas avergonzadas y pequeñas, casi siempre sin maquillaje, siempre abierta, expuesta, suave.
La recuerdo sobre tus ojos conteniendo los sollozos, agitándose de un lado a otro mientras te alejabas de la casa, despidiéndose del coche, saliendo de entre el portón de tu casa, como buscando, como esperando, como llamando. Entraba y salía, solo la manita, dolorida, expectante, incrédula, triste... pobre manita, tan pequeña, tan frágil y queriendo aferrarse a la vida entera.
Por supuesto que recuerdo más cosas, pero nunca creí que esa manita tan chiquita pudiera decir todo en un vaivén.
1 comentario:
Esa manita, tan chiquita que guardaba tu corazón.
Un abrazo.
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